Este Pocoyó es el mejor amigo de Pablo. De hecho, empiezan siempre en día juntos, porque cuando el niño se despierta Pocoyó le da los buenos días y le canta su nana (hay que "presionarlo" para que cante, como en los interrogatorios de las películas, jejeje). Cuando lo ve le sonríe y a veces le habla, pero sobre todo le muestra su cariño en forma de babas, que cómo podéis imaginar une mucho y forja amistades de por vida XDDD. Pero el tema de este post no es el muñeco en sí, sino que se trata de una reflexión sobre algo que ocurrió el día que se lo regalaron, y que ya se ha repetido también en otras ocasiones.
Ahora el niño ya no cabe en un moisés, pero antes teníamos uno en casa de mis padres que nos prestaron y donde se echaba unas siestas magníficas, que por cierto nunca tan buenas las echó en su propia casa (esto se debe al influjo de un tal Murphy, del que nos acordamos a menudo todos los padres y madres...) Pues un día llegamos y Pocoyó estaba allí instalado, tapadito y todo, por obra del tío de Pablo. A mí me hizo mucha ilusión el regalo y se lo presenté al niño: ¡Holaaaaaa, Pablooooooo, soy tu amiguito Pocoyó!, ¡Toma, un besito!, y otras frasecitas por el estilo.
En estas estábamos cuando entró mi padre en escena. Mi padre, que adora a su nieto pero que nunca ha sido ni será el rey de la pedagogía, le espetó: -Uuuuuy, ¿quién es ese? ¿qué hace metido en tu cama? ¡Dale una patada y échalo! ¡Sí, que es tonto, pégale una patada!- Yo me quedé perpleja, y mi hermano lo mismo, con cara de poker. Yo venga a insistirle en que era un muñeco muy lindo, y mi padre riéndose y bromeando con que le diese patadas.
Ya sé perfectamente que el niño no iba a entender el significado ni la intención de lo que le estaban diciendo, porque era muy pequeño, pero dudo mucho que tenga intención de cambiar el discurso cuando sea más grande porque no ve nada de malo en ello. ¿Porqué hay adultos que se divierten con este tipo de cosas? Es que también he visto en ocasiones que un niño ya más mayorcito pega una patada a algo o golpea a alguna persona, y en lugar de corregirlo y explicarle porqué no hacerlo, por el contrario se ríen y hacen bromas. Yo, si con mis dos o tres años veo que lo que hago causa tales reacciones, estaré encantada de volver a repetirlo, ¿no? ¡Hala, a repartir patadas y mamporros, que así voy a ser la reina del mambo! Conste que creo que todos los niños en algún momento pasarán una etapa en la que van a hacer esas cosas, pero según cómo reaccionemos se volverá o no una costumbre.
Curiosamente, cuando el niño empiece a comportarse de manera agresiva con cierta frecuencia, las mismas personas que le rieron la gracia le van a reprender. No me extrañaría nada que luego lo tachen de malcriado y acaben teniendo la culpa sus padres, que lo han educado tan mal. Me parece que ya los estoy oyendo: "Tantos mimos y tantos brazos, y claro, lo han convertido en un pequeño tirano..."
Amigos para siempre :) |
Pero qué bonitos están Pablo y Pocoyó en esa foto! veo que se quieren con locura :)
ResponderEliminarAaaaayyyy, educar a los adultos... qué cosa mas complicada.... no escribo sobre ello porque me enciendo, y no habría posts suficientes, jajajaa. Yo creo que en los ultimos tiempos, entre los adultos de mi alrededor me han empezado a tachar de rara, y mira, mejor, así pasan de mi, jajaja. Hay cosas que me ponen de muy, pero que de muy mala leche... como esa que cuentas, como quitarle un muñeco con el que está jugando tan feliz solo para que te mire y te haga caso, como reirte cuando llora porque está tan graciosa poniendo pucheros... en fin... paciencia...
Pues sí, esos casos que cuentas son dignos de otro post, dedicado al extraño divertimento de hacer rabiar a los niños. Acabaré escribiéndolo para que hagamos terapia de grupo, jeje. Es como tú dices, hay que echarle mucha paciencia porque enfadarnos al final no sirve de mucho. De momento voy a ver si predico con el "buen rollito", a ver si me sale (con los más cercanos porque sé que le quieren mucho, a los demás los puntos sobre las íes con mucha educación). Un beso, tocaya!
EliminarYo es que peco de poco diplomática y me pongo de muy pero que muy mala leche... igual no digo nada, pero se me nota a leguas en la cara... jajjaa. Ya sé que le quieren mucho, pero hay cosas que... pufff... no aguanto, y me pongo muy tensa y me tengo que morder la lengua y se me nota :S
EliminarA veces, intentar cambiar a los adultos, es
ResponderEliminartarea imposible, más adelante, cuando Pablo empiece
a entender, igual él lo consigue.
Seguro que al tio de Pablo le encanta ver la foto y,
lo bien que lo pasa con su regalito.
Gracias, yo voy a intentar enseñarle que como niño merece igual respeto que un adulto, y que con ese mismo respeto se deben tratar los conflictos, no siendo agresivos. En el caso del abuelo, es muy difícil que cambie ni una sola de sus opiniones, pero si alguien puede ese es Pablo, sin duda. Yo con esa carita tan tierna lo creo capaz de cualquier cosa buena ;)
EliminarA mi me pasa igual, y he de decirte que educar a un adulto.....es muy difícil. Estoy segura que me pasa lo que a Verosa, que en cuanto me doy la vuelta, determinados adultos incluso me tacharán de....cualquier cosa por no compartir sus formas hacia mi hijo. Pero es que hay veces que "hay que echarles de comer a parte".
ResponderEliminarUn beso a todas
Por lo visto es mal de muchas, ¡qué cruz tenemos! Ánimo, que nos tachen de lo que quieran que al fin y al cabo las mamás somos nosotras ;-)
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