Me encanta la lectura, y tengo que reconocerlo, me encanta comprar libros. Hace unas semanas paseaba por la librería de unos grandes almacenes y me topé con un cuento infantil que me llamó mucho la atención, así que no pude resistir la tentación de comprarlo (si tenéis curiosidad, es éste. Es una bonita historia que habla de sentimientos, y tiene unas ilustraciones preciosas).
Evidentemente, Pablo no puede entender todavía las historias de los cuentos, pero pensé que le podría gustar escuchar mi voz, simplemente, en el tono pausado de la lectura. Además, se puede ser muy joven para leer, pero creo que no para que te lean. En todo caso, ¿porqué no probar el experimento?
En cuanto tuve ocasión empecé a leerlo, y me gustó su estilo, sencillo pero descriptivo. Así que por la noche, mientras padre e hijo jugaban en la cama, me tumbe a su lado y continué la lectura en voz alta. El niño me miraba, se reía y seguía jugando, mientras yo pasaba las páginas y de vez en cuando les iba enseñando las ilustraciones. Y cuando llevaba un rato leyendo, de repente me di cuenta de algo que me pareció mágico: por el rabillo del ojo vi que el niño se había quedado sentado en la pierna de su padre y recostado en su brazo, y me miraba muy atento. ¡Mi bebé de siete meses! Los niños son fascinantes, siempre nos sorprenden. Seguí leyendo y siguió escuchando, con una sonrisa, hasta que terminé el cuento. Qué momentazo...
De ahí tomé la decisión de leer un cuento todas las noches, antes de dormirnos. Al día siguiente leí un par que escogí de un libro que me regaló mi hermano, y como el resto de mis libros me pareció que no era muy adecuado a ese tipo de lectura, me fui a buscar más cuentos a casa de mis padres. Y me traje este botín:
¡Mis cuentos de cuando era niña! Si alguna pega tienen es que son de aquellos primeros cuentos, y la mayoría son demasiado cortos, adaptados no para ser leídos por los padres sino ya para leerlos el propio niño. Pero vaya, ¡qué recuerdos! ¿os acordábais de los clásicos troquelados?
Ahora la mayoría de las noches leo uno o dos. Y he comprobado que tienen un efecto fulminante: se suele dormir antes de que termine. Eso no estaría mal si no fuese porque... el que se duerme es PapádePablo. Sí, tal cual. Se ve que esto de la paternidad te deja al final del día hecho polvo. XDDDD
En cuanto al niño, depende del día y el ánimo que tenga. A veces escucha un rato y otras ni caso, jejeje.
Y vosotros, ¿qué opináis? ¿cuándo es buen momento para empezar a leerles a los niños?
Pues nosotros estamos deseando leerle también a la peque, por el momento le pasa como a Pablo te mira un rato y luego ni caso, o se queda embobada, son de la quinta y se nota. Pero habrá que seguir para ir acostumbrandoles supongo a riesgo de quedarnos sopa el resto jejeje
ResponderEliminarBesos
PD: vaya botín de cuentos maja, que bonitos recuerdos!
Muy bonitos, sí. Los juguetes los he ido tirando (conservamos los juegos de mesa, of course), pero los cuentos son intocables. Tengo estos, otros más grandes, tebeos de Mortadelo, del Tío Gilito, comics de Marvel... Y luego los del barco de vapor, etc... MISSSS TESSSSSOOOOROOOOS ;)
EliminarPD: A ver si es verdad y se nos acostumbran, como el niño que dice MamáLowCost, qué mono...
EliminarTrastadasdemamá tiene un peque de 3 años amante de los libros y me parece muy bonito lo que cuenta, como que ya le leía cuentos cuando estaba embarazada o que no se va a dormir sin un libro que abrazar :_)
ResponderEliminarMe ha encantado como lo has contado, tuvo que ser un momentazo embelesar a tu enano solo con tu voz, ains que bonico!!! Nunca es pronto para leerle cuentos, contarle batallitas poniendo voces o recitarle la lista de la compra, no? ^^
Oooh, que tierno lo de ese niño, tengo que buscarlo y leerlo.
EliminarQué razón tienes, yo cuando estaba embarazada cantaba y le hablaba, pero nunca se me ocurrió lo de los cuentos. No recuerdo a partir de que semana distinguen tu voz, pero creo que ya estás ahí ahí, así que aprovecha.
La lista de la compra no suena tan bien, jejeje
Aunque sean pequeños, les interesa todo. Así que yo pienso que hay que ofrecerles muchas cosas, que tengan la oportunidad de experimentar y de contarnos, a su manera, qué es lo que les gusta hacer.
ResponderEliminar¡Que genial tener tu botín de pequeña!Esos botines que llegan cargados de recuerdos me encantan.
A mis bombones además de cuentos leídos, les gusta mucho que les contemos cuentos. Historias inventadas por nosotros, que muchas veces nos piden que vayamos haciendo a la carta.
Me gusta mucho eso que dices de ofrecerles oportunidades de experimentar, y "escuchar" sus intereses me parece fundamental. Hay quien piensa que todos los niños son iguales, o que sólo les interesan los plásticos con luces...
EliminarEl botín fue un gustazo, me puse a explorar yo también y saqué todos esos y los tebeos que comentaba más arriba. Mi madre guarda muchos tesoros, es un sol.
Yo me sé bastantes cuentos de memoria, pero improvisarlos ya es más complicado. Suena muy divertido, probaremos :)