Como ya hace unos días que hemos empezado con la alimentación complementaria más "en serio", he decidido hacer un poco de balance de lo que la experiencia está dando de sí por ahora. No es que quiera aburrir a nadie con detalles de nuestro día a día, es que es un tema que, al menos en mi caso, plantea muchas dudas. A mí me es muy útil leer lo que otras madres blogueras con niños un poco mayores que Pablo han ido haciendo, y espero contribuir un poco más por si a alguien le ayuda. Ya conté en una entrada anterior que previamente hicimos nuestros pinitos con algo de baby led-weaning (básicamente, comida en trozos para que "se sirva él mismo") para ir lo entreteniendo, pero mi intención es darle la comida a probar en distintas presentaciones, e ir viendo cómo reacciona.

Para darle de comer al bebé, lo primero es preparar "el campo de juego", así que me armé con todo lo que consideré necesario: la trona que ya estaba usando, una vajilla infantil que nos regalaron unos amigos, una cuchara de silicona blandita, y un delantal con mangas, que además de útil es requetefashiondelamuerte (también echamos mano de algún que otro babero). Como útiles de cocina, una olla pequeña, una vaporera de silicona y un tenedor normal y corriente.
Hemos seguido dándole zanahorias y plátanos, pero también ampliamos un poco más el abanico de alimentos, y el resultado es el que sigue:
Zanahorias: no sé si será por ser lo primero que probó, pero de momento es lo que parece gustarle más. Al vapor y en un trozo grande, una vez pillado el punto, es genial porque la agarra muy bien y la va deshaciendo con la encía poco a poco. Triturada con el tenedor también la come, pero menos.
Plátano: se lo come con bastante interés, lo malo es que al manipularlo se vuelve resbaladizo. Y eso que se lo damos sin cortar, que si no ya es el pringue total. Machacado por ahora has dicho que me lo coma yo...
Naranjas y mandarinas: le doy los gajos (el de mandarina se lo sujeto yo) algo rotos por un extremo, y chupa que es una maravilla. La primera probadita pone cara de "esto pica, mamiiii", pero como se lo quite se lanza a por más, así que que nadie se fíe de según qué expresiones. Es más: cuando ya parece que no quiere comer más, siempre hay sitio para un poco de naranja fresquita.
Manzana: se la estoy dando rallada de momento, porque en trozos más grandes me parece un poco "peliaguda". Por ahí he visto que alguna mamá la mete un poco al microondas, es una opción a considerar.
Patata: de momento no me parece viable dársela en trozos, así que la cuezo al vapor y la machaco con el tenedor añadiendo un poco de aceite. Comer la come, pero se le hace pastosa y se la damos poco a poco para que no se atragante.
Carne: ya ha probado pechuga de pollo, de pavo, escalopines de ternera y entrecot de añojo. La carne cocida a mí me sabe a rayos, así que se la he dado a la plancha y desmigada, con bastante éxito. Éxito es comer dos cucharaditas en nuestro idioma particular. Mi madre le preparó pollo cocido el jueves y le dimos un trozo para chupar, ¡y no lo soltaba!
Arroz: la última incorporación al menú. El arroz cocido se ve que es mucho más fácil de comer que la patata, así que le ha gustado más.
Cereales comerciales sin gluten: en la farmacia me regalaron unos sobres de estos cereales y los estoy probando. (También me dieron muestras de leche de inicio y de continuación, y por no decir que no me las llevé y con ellas me preparé unos cafés. Eran unos cafés muy raros, pero seguro que quedé nutridísima porque traen un montón de vitaminas, jejeje) Los cereales los preparo con un poco de leche que saco, de paso que hago la reserva de leche para cuando vuelva al trabajo, pero de momento ha tomado muy poco. Se los voy a seguir ofreciendo, a ver qué pasa, y si les coge el gusto igual se los compro, no sé.
Conclusiones:
- Como veis ya come un montón de cosas. Hay que ofrecer poco a poco, pero mi pediatra dice que no hace falta que con la lentitud que dice la hoja que me dio la enfermera. Que coma muchas cosas distintas no significa que coma mucho: las primeras cucharadas las recibe con entusiasmo, pero tras tres o cuatro no quiere más. Si no quiere es porque no le hace falta, y punto, así que lo que sobra me lo como yo ;)
- Las vajillas infantiles deben mantenerse fuera del alcance de los niños de seis meses. Le pones la comida en el platito, y le vas llenando la cuchara, pero como pille el plato... (no termino la frase, pero ya os hacéis una idea). Los trozos que coge con su mano, mejor en la bandeja de la trona si la tiene, o en nuestro caso en la mesa con un mantel fácil de limpiar, y listo.
- De momento no he utilizado la batidora para nada. No digo que no la vaya a usar (hay que seguir probando cosas), pero vamos, que no es imprescindible. Mucho menos un robot de cocina de esos para niños, por lo menos en mi caso. Con mi tenedor yo machaco la mar de bien, y el niño va notando que las cosas tienen texturas y sabores distintos. Y vale, no os voy a engañar, los purés me dan "cosa" desde siempre.
Darle de comer a un bebé me parece una experiencia divertida, pero hay que disponer de tiempo. Si no, se corre el riesgo de recurrir a "alimentarlo a paladas", como yo digo, y a hacerle tonterías de avioncitos y otras chorradas varias. De momento él disfruta, y nosotros viéndolo disfrutamos todavía más, ¿para qué queremos que se atiborre si tiene a su disposición toda la leche que quiera?
Hasta aquí la entrada de hoy, me voy que me mueeeeeeeeeeero de sueño :)